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Enrique VIII, el primer salvaescaleras de la historia y un poco de cine

Los salvaescaleras y elevadores Vilber son dispositivos de última tecnología pensados para sortear las barreras arquitectónicas que nos plantea nuestro propio hogar. Por ello, cuesta imaginar que su origen se remonte a ¡mediados del siglo XVI! Una historia apasionante que aquí te queremos contar.

Un dispositivo diseñado en exclusiva para Enrique VIII

Enrique VIII (28 de junio de 1491 – 28 de enero de 1547) fue rey de Inglaterra durante casi 38 años. El segundo monarca de los Tudor es, sin duda, uno de los personajes más célebres de la historia. Seguro que te suena, al menos, por haberse casado seis veces y haber enterrado a cinco de sus seis esposas. A dos de ellas las decapitó (Ana Bolena y Catalina Howard).

Pero no es esto lo que nos ocupa. En 1935, cuando Enrique VIII contaba con 44 años, sufrió una grave lesión en una pierna. Hasta entonces había presumido de ser un hombre muy atlético, por lo que verse postrado en la cama fue especialmente difícil para él. Su salud decayó hasta tal punto que, en unos pocos años, su peso alcanzó la cifra de 190 kg.

Evidentemente, esos 190 kg le impedían moverse con facilidad. Hasta tal punto que ni con la ayuda de sus sirvientes era capaz de subir las escaleras del Whitehall Pallace de Londres. ¿La solución? Sacar a relucir una gran dosis de ingenio para fabricar la primera silla salvaescaleras de la historia.

Sobra decir que el artilugio no tenía nada que ver con las sillas salvaescaleras modernas. En concreto, se trató de un elevador construido en base a un sistema de poleas y aparejos que, anteriormente, operaba en un buque de guerra.

400 años de desarrollo

Sin embargo, el salvaescaleras moderno tardó más de 400 años en desarrollarse. En concreto, su inventor fue C.C. Crispen, un trabajador de un concesionario de coches de Pensilvania. La idea le surgió al ver a un vecino enfermo que no podía ir a la planta inferior de su vivienda al no poder bajar las escaleras.

Corría el año 1924 llamó a su invento Inclinator. Un inteligente juego de palabras con los términos inclination (“inclinación”) y elevator (“ascensor”). Lo presentó al mundo en Filadelfia y, dado el buen recibimiento del público, empezó a comercializarlo a través de la Inclinator Company of America. A partir de entonces, muchas otras compañías desarrollaron el artilugio hasta convertirlo en lo que es hoy en día.

La internacionalización del salvaescaleras gracias al cine

Es cierto que, desde un principio, el salvaescaleras gozó de bastante popularidad entre aquellos que, por cualquier problema físico, no podían subir y bajar escaleras. Sin embargo, su precio lo hacía inaccesible para la mayoría de los bolsillos.

Esto fue cambiando paulatinamente con el paso de los años. Una de las razones principales fue la inclusión de este dispositivo en una de las películas más prestigiosas de finales de la década de 1950 y, en general, de toda la historia del cine. Hablamos, cómo no, de Testigo de cargo (Billy Wilder, 1957).

Esta obra maestra cuenta la historia de Sir Wilfrid Robarts (Charles Laughton), un abogado que se embauca en la tarea de defender a un acusado de asesinato a pesar de que todas las pruebas juegan en su contra. El problema es que su corazón no es capaz de funcionar acorde a su voluntad debido, en buena medida, a sus excesos en forma de puros, coñacs y comilonas.

En esta película, que probablemente supone la primera aparición del salvaescaleras en el cine, este utensilio juega un papel clave, ya que es el medio que permite al abogado salir de su habitación. De hecho, las escenas en las que sube y baja gracias a él son absolutamente icónicas.

Sin embargo, Testigo de cargo no es el único film que popularizó estos aparatos. En 1984, participaron en una de las escenas más recordadas de Los Gremlins (Joe Dante). En ella, una anciana de mal carácter que odia la Navidad es víctima de las fechorías de estos “traviesos” seres.

Por suerte, hay ejemplos más agradables, como el que nos brinda la película de animación de Disney Pixar Up (Pete Docter, 2009). Nos cuenta la historia de Carl Fredricksen, un ex vendedor de globos que, tras enviudar, persigue el sueño de su vida: colocar miles de globos y llevar su casa volando hasta América del Sur. Las escenas en las que usa este dispositivo son de lo más entrañables.

En definitiva, la historia de los elevadores y salvaescaleras es apasionante. De hecho, en Vilber podríamos pasarnos días hablando de ellas, pero preferimos dejarlo aquí. No sin antes, claro está, destacar la calidad de nuestros dispositivos, los cuales disponen de garantía vitalicia. Así que, si apuestas por uno para solucionar tus problemas de movilidad, sabrás que estás cubierto durante toda su vida útil.

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