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El mejor fisioterapeuta de Sevilla: Mi opinión personal

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Ya lo estamos haciendo con el mejor fisioterapeuta de Madrid, Barcelona y Valencia. Y funciona muy bien. Si quieres asegurarte si funciona bien, sólo tienes que ponerte en contacto con los fisioterapeutas que recomendados en cada artículo y preguntarles cómo está funcionando con ellos.


Mentiría si te dijese nada más empezar que, después de haber hecho una visita al que es, para mí, el mejor fisioterapeuta en Sevilla, todos mis problemas en el hombro se han solucionado. Te crearía una falsa expectativa que luego, probablemente, no se iba a cumplir. Al igual que Kipchoge no habría batido el récord del mundo de maratón sin un buen entrenador, me hubiese sido imposible estar como estoy ahora sin alguien que me guiase en esta carrera de fondo.

Pero vamos por partes. Mi historia de dolencias y necesidad de fisio comienza allá por el año 2008. Entonces, con lo poco que había ahorrado trabajando de camarero, de repartidor de publicidad, de reponedor… y mientras estudiaba, conseguí comprarme una moto de segunda mano. Era una Peugeot de 49 cc y, aunque ya ni me acuerdo de cuál era el modelo, me harté de fardar con ella delante de mis compañeros de instituto/universidad.

El caso es que, una buena tarde, mientras iba a recoger a mi novia de aquel entonces, me patinó la rueda delantera de mi scooter al pisar un reguero de aceite que había dejado un camión que iba justo enfrente de mí. ¿El resultado? Una triple fractura: húmero, escápula y clavícula derecha. Un destrozo en toda regla y al quirófano del tirón para intentar hacerme un apaño.

No te voy a engañar, en aquel momento pensé que la aseguradora del camión me había indemnizado bien pero, visto con perspectiva, me salió bastante poco rentable el incidente.

Estuve unos tres meses con el brazo en cabestrillo y, cuando por fin me quitaron la inmovilización, era incapaz de levantar el brazo más de 20 centímetros. No es que se me hubiese atrofiado la musculatura, es que había desaparecido literalmente. A partir de ahí, meses, meses y más meses de rehabilitación. Al cabo de un año, el traumatólogo me dijo que había un 20 % de movilidad que no iba a recuperar nunca.

Pero yo, que me considero un luchador, no iba a tirar la toalla y no asumí como real ese diagnóstico. Quería volver a jugar al baloncesto, ir al gimnasio… y no lo podía tolerar. Ahí comenzó mi peregrinaje por Sevilla centro en busca de una clínica de fisioterapia que me ayudase.

Sinceramente, mi experiencia es que hay muchos fisioterapeutas en Sevilla que son unos conformistas. Llamaba para pedir cita, les contaba mi caso, lo que me había dicho el médico… y me decían que la fisioterapia solo me iba a ayudar a mejorar mi calidad de vida, pero no la movilidad. Es cierto que el mero hecho de acabar con los dolores que sentía ya era una idea atractiva, pero yo quería más.

Las opiniones son como los culos (otro chascarrillo inolvidable), pero la mía es que he encontrado al mejor fisio en Sevilla. Hago esta afirmación, en primer lugar, porque a pesar de no engañarme prometiéndome el oro y el moro, me dijo que podía recuperarme de mi problema de hombro. En segundo, porque noto los resultados a diario. Y, finalmente, porque no solo me trata cuando voy a la consulta, sino que también me guía y está disponible para cualquier consulta siempre que le necesito.

¿Cómo elegir al mejor fisioterapeuta de Sevilla?

Como ya te he dicho, lo mío no fue llegar y besar el santo. Me costó mucho, muchísimo tiempo encontrar al que hoy considero como el mejor fisioterapeuta en Sevilla. Estuve en tratamiento con otros especialistas durante, por lo menos, dos años sin obtener los resultados que él me ha permitido alcanzar.

Sin embargo, con el paso del tiempo, me he dado cuenta de que no era tan difícil. Simplemente, no buscaba lo que necesitaba. Por ello, para que no te pase lo mismo que a mí, te voy a dar una serie de recomendaciones que te llevarán a encontrar al mejor fisio para ti en Sevilla centro:

  1. Escucha las opiniones de otros pacientes: no hace falta, ni siquiera, que te pases la tarde buscando en Internet o que solo vayas a aquellos fisios que te recomienden. Yo, por ejemplo, cuando oí hablar de este, fui personalmente a su clínica de fisioterapia para pedir cita y, mientras aguardaba mi turno, aproveché para preguntar a aquellas personas que estaban en la sala de espera acerca de cómo estaba siendo su experiencia. No encontré a nadie que utilizase un calificativo menos bueno que ‘maravilloso’.
  2. Comprueba su titulación y formación: si yo te contara… hay cada supuesto fisio en Sevilla que es para echarse las manos a la cabeza. Se ve que un día alguien les dijo que daban bien los masajes y ¡ala!, a montar una clínica y a timar al personal. De hecho, la fisioterapia es una de las profesiones con mayor grado de intrusismo, para que lo tengas en cuenta. Yo escarmenté en su momento y, por ello, te aconsejo que eches un vistazo a la titulación del fisioterapeuta y que le pidas el número de colegiado. ¡No puedes poner en manos de cualquiera tu salud!
  3. El precio nunca es lo más importante: la calidad se paga, no lo dudes. Escatimar unos cuantos euros puede ser la diferencia entre mejorar y empeorar. Hazme caso.
  4. Que esté cerca de tu caso o, al menos, que puedas llegar fácilmente: sé muy bien que hay días en los que, por culpa del dolor, apetece entre poco y nada ir al fisio, si bien es cierto que es clave para mejorar. Por este motivo, yo siempre he buscado especialistas que estuviesen cerca de casa o, en su defecto, a los que pudiese llegar fácilmente. Este del que te hablo tiene su clínica de fisioterapia en Sevilla centro, por lo que puedes llegar hasta allí cómodamente en bus, taxi…
  5. Tiene que haber feeling.

El día que un fisioterapeuta sevillano trató mi fascitis plantar

No pienses que sólo he ido al fisioterapeuta en Sevilla para tratar mi dolencia en el hombro. Muchos amigos me dicen que estoy hecho un Cristo porque voy mucho a su consulta, pero se equivocan. Más bien, he aprendido a reconocer cuándo tengo que ir. Ellos, al igual que tantas y tantas personas, cometen el error de aguantar el dolor que sienten y luego se encuentran mucho peor.

Por ejemplo, hubo una época en la que decidí dejar el gimnasio y apuntarme a una actividad más completa y dinámica. Aproveché que habían abierto cerca de mi casa un establecimiento de ‘paleo training’. La verdad es que está muy chulo. Consiste en hacer ejercicio con troncos, piedras… vamos, como si fueses un hombre del paleolítico.

Lo que no tuve en cuenta es que el paleo se hace descalzo y que yo no me subía a un tronco desde que tenía 7 años. El primer día pensaba que eran agujetas, el segundo también… pero el tercero ya empecé a extrañarme. Me dolía tanto la planta del pie y se me habían contracturado tanto la zona de los gemelos que casi no podía andar.

Fui y a pedir cita con el fisio y, nada más verme entrar, me dijo que tenía fascitis plantar. Yo, que pensaba que ese era un problema exclusivo de deportistas de primer nivel, me quedé sorprendido. También me dijo que la fascitis es muy delicada ya que, si no se cura bien, tiende a cronificarse rápidamente.

Afortunadamente, me había lavado los pies antes de ir a su clínica de fisioterapia XD. Me quité los calcetines y empezó a darme un masaje que me hizo ver las estrellas. Ya aprovechó para decirme que mi pisada es de tipo pronador y me recomendó unas plantillas para mis zapatillas deportivas que me ayudarían a evitar este problema en el futuro. Y, hasta ahora, ¡así ha sido! En una semana estaba recuperado y no he vuelto a tener dolor alguno en la zona.

Mi dolor lumbar y la visita al fisio sevillano

Después de lo que me pasó en el hombro tras mi accidente de moto, más por necesidad que por gusto, busqué siempre trabajos que no tuviesen una elevada exigencia física. Sinceramente, prefiero dejar lo del ejercicio para el ámbito personal ya que puedo controlar mejor los esfuerzos que hago.

El problema es que he acabado currando en una oficina 8 horas al día. Y, a poco que investigues un poco en Internet, te darás cuenta de que estar sentado tanto tiempo no es nada bueno para la salud. De hecho, la primera zona que tiende a resentirse por ello es la lumbar ya que es la encargada de sustentar toda la columna y la parte superior del tronco.

El caso es que, más temprano que tarde, me tenía que pasar. Se me cayó un bolígrafo al suelo, fui a agacharme para cogerlo y ya no me pude erguir en todo el día. ¡Qué latigazo! Me acuerdo y se me ponen los pelos de punto.

Llegué a la clínica de fisioterapia en una posición en la que casi podía tocarme la punta de los dedos de los pies con las manos. Como me dijo un colega un poco capullo (de buen rollo siempre), parecía un cáncamo. Bueno, he de decir que hasta el fisio se rió un poco de mí, pero es que si yo hubiese sido él me hubiese descojonado, literalmente. Así soy yo, qué le voy a hacer.

Me examinó, me preguntó si se me había adormecido la pierna y me diagnosticó un episodio de ciática. ¿Tratamiento? Rehabilitación para recuperar la movilidad, visita al médico para pedir la baja laboral y un plan de entrenamiento enfocado a fortalecer la zona lumbar para que no me volviese a pasar.

Tenía cierta experiencia yendo al fisio y era la primera vez que uno me proporcionaba un plan de recuperación que fuese más allá de ir a la centro cada semana a darme un masaje. ¿Cuántos hacen lo mismo? Yo, que siempre pensaba que ir a un fisioterapeuta o a un médico de pago era como llevar el coche al taller, que te arreglan una cosa pero te dejan otra medio rota para que vuelvas en poco tiempo, me quedé muy gratamente sorprendido.

La fisioterapia al rescate de mi esguince de tobillo

Sí, el tobillo también me ha llevado a la clínica del mejor fisio de Sevilla. Y no una vez, sino unas cuantas.

Todo empezó una tarde en la que quedé para echar una pachanga de fútbol con unos compañeros de trabajo. Como consejo, esto es siempre una mala idea. ¿Por qué? Pues porque muchos de los que van aprovechan el momento para desfogar el estrés, las rencillas personales… y van a cara de perro. Iba corriendo por la banda para centrar y el lateral del otro equipo se fue al suelo como Pepe en sus buenos tiempos y me enganchó el pie de apoyo.

Esguince de grado II, es decir, ligamento parcialmente roto. Otras tres semanas con el pie inmovilizado y de baja. Mi jefe es un santo, si no ya me hubiese puesto de patitas en la calle ante tanta desgracia.

En un principio, decidí no ir al fisio ya que el médico no me lo recomendó. Al cabo de dos meses, me sentía plenamente recuperado gracias al ejercicio que hacía en el gimnasio y salí a correr. A los 10 minutos, subí un escalón y, sin torcérmelo ni nada, escuché ‘crack’ y sentí el mismo dolor. Era un esguince leve, pero estaba preocupado porque había vuelto a pasarme en muy poco tiempo.

Así que, ahora sí, fui al mejor fisioterapeuta de Sevilla. Le conté lo que me había pasado y me dijo, fundamentalmente, que se trataba de un esguince de repetición y que es algo muy normal. El ligamento se recupera pero, por el debilitamiento de la musculatura periférica, la articulación pierde parte de su sostén natural y las posibilidades de que vuelva a suceder se multiplican.

Me contó que tenía pacientes que, por un esguince mal curado, se han quedado prácticamente cojos y que no pueden llevar a cabo una vida normal. Este problema, por lo visto, también se cronifica fácilmente, así que ten cuidado y dale la importancia que merece si te pasa.

Rotaciones, estiramientos, masajes y, de nuevo, un plan de ejercicios enfocado a fortalecer la musculatura de la zona por mi cuenta. Puedo asegurarte que, hasta la fecha, no he vuelto a tener un esguince a pesar de que sigo corriendo, jugando al fútbol y al baloncesto, esquiando cuando llega el invierno… vamos, que todo el tiempo que paso sentado en el trabajo lo compenso cuando salgo.

Esta es mi historia. Espero que no solo te haya gustado, sino que también te haya ayudado y animado a ponerte en contacto con el que considero en mi humilde opinión que es el mejor fisioterapeuta de Sevilla si tienes algún problema.

¡Estoy seguro de que acabarás dándome la razón!